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INFLAMADAS, AGOTADAS Y FRUSTRADAS: EL DESEQUILIBRIO SILENCIOSO QUE AFECTA A MUCHAS MUJERES ACTIVAS – DR. GERARDO JIMENO

¿Por qué hago deporte y cuido mi alimentación, pero sigo inflamada y reteniendo líquidos?

En consulta veo frecuentemente mujeres jóvenes, entre 20 y 40 años, que viven en grandes ciudades, practican ejercicio de forma habitual y cuidan su alimentación, pero que sin embargo llegan frustradas porque se sienten constantemente inflamadas, retienen líquidos en brazos y piernas y notan que no logran reducir ese exceso de grasa corporal que les incomoda y afecta negativamente su calidad de vida y autoestima.

¿Te sientes identificada? Si la respuesta es sí, quédate leyendo. Desde la medicina integrativa podemos encontrar las respuestas, identificar las causas reales detrás de esta situación y ayudarte a recuperar el equilibrio.

¿Qué está ocurriendo realmente en mi cuerpo?

La inflamación persistente y la retención de líquidos, junto al exceso de grasa corporal, son indicios claros de que algo no va bien a nivel interno. Más allá de la estética, estos síntomas nos están hablando de un desequilibrio metabólico y hormonal importante.

El desequilibrio hormonal tiene causa en diversos factores relacionados con nuestro estilo de vida actual, como el estrés crónico, la exposición diaria a tóxicos ambientales y alimenticios (conservantes, pesticidas, plásticos), un descanso insuficiente o de baja calidad, y una microbiota intestinal alterada.

A nivel fisiológico, cuando nuestro organismo se encuentra sometido constantemente a estrés o a la presencia de tóxicos ambientales o alimentarios, se produce una respuesta inflamatoria generalizada, dirigida inicialmente a protegernos, pero que al cronificarse acaba perjudicándonos.

Además, muchas veces la inflamación está acompañada de un estado de fatiga crónica que no se explica por las actividades realizadas. Esto tiene que ver con la alteración de los ejes hormonales, especialmente el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), responsable de regular el estrés. Cuando este sistema se sobrecarga, el cuerpo entra en un estado de «alarma metabólica» que impide una correcta recuperación tras el ejercicio, altera la digestión, dificulta el sueño y contribuye a la acumulación de grasa, especialmente visceral.

Mecanismos fisiológicos: entendiendo la inflamación y la retención de líquidos

Tu cuerpo está diseñado para adaptarse y defenderse frente a situaciones adversas o amenazas externas, como infecciones o lesiones. Para ello utiliza mecanismos inflamatorios naturales que, una vez resuelta la amenaza, deberían desaparecer.

Sin embargo, cuando vives en estado constante de estrés, comes alimentos procesados o estás expuesta a sustancias químicas que alteran tu equilibrio hormonal (llamadas disruptores endocrinos), tu organismo interpreta que sigue en peligro y mantiene continuamente esa respuesta inflamatoria activada. Esta inflamación crónica produce:

  • Retención de líquidos: debido al aumento del cortisol (hormona del estrés), que hace que tu cuerpo almacene más agua y sodio.
  • Aumento de grasa corporal: especialmente en abdomen, brazos y muslos, debido al desequilibrio de hormonas como la insulina, cortisol y estrógenos.
  • Dificultad para adelgazar: porque la inflamación constante afecta tu metabolismo, ralentizando la quema de grasas.
  • Desequilibrios tiroideos subclínicos: muchas veces la inflamación crónica altera la conversión de T4 a T3 activa, ralentizando aún más el metabolismo.

Factores de riesgo y agravantes más habituales

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Existen factores concretos que suelen empeorar la inflamación y la retención de líquidos en mujeres jóvenes:

  • Estrés constante: trabajo, estudios, preocupaciones económicas y relaciones personales.
  • Insomnio o alteraciones del sueño: dormir poco o mal afecta la producción hormonal, especialmente cortisol e insulina.
  • Exposición continua a tóxicos: como conservantes en alimentos procesados, pesticidas en verduras y frutas no ecológicas, cosméticos sintéticos, plásticos (como BPA) y contaminación ambiental en las grandes ciudades.
  • Sedentarismo encubierto: aunque hagas ejercicio regularmente, muchas veces las horas sentada trabajando pueden afectar negativamente la circulación linfática y venosa.
  • Alimentación desequilibrada o con alimentos proinflamatorios: exceso de gluten, lácteos, azúcares refinados, grasas trans, alcohol o cafeína.
  • Uso crónico de anticonceptivos hormonales: en muchas mujeres sensibles puede generar una sobrecarga hepática y alteración del eje hormonal natural.
  • Infecciones de bajo grado y disbiosis intestinal: candidiasis intestinal, SIBO o desequilibrios bacterianos invisibles también producen inflamación sistémica sutil pero sostenida.

¿Cómo puede ayudarte la medicina integrativa y la medicina ambiental?

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La buena noticia es que, desde el enfoque integrativo y funcional, podemos abordar esta situación desde la raíz. Esto implica tener en cuenta:

  • Nutrición funcional personalizada: una alimentación adaptada específicamente a ti, eliminando alimentos proinflamatorios (gluten, azúcar, lácteos, ultraprocesados) y potenciando aquellos que reducen la inflamación (ricos en omega-3, polifenoles, fibra soluble, alimentos vivos y fermentados).
  • Microbiota intestinal: tratar el intestino es clave, ya que una microbiota alterada genera inflamación constante. Utilizando probióticos específicos, prebióticos y estrategias de limpieza intestinal, logramos mejorar significativamente tu estado inflamatorio general.
  • Evitar tóxicos y disruptores endocrinos: asesoramiento específico para reducir tu exposición diaria a sustancias que desequilibran tus hormonas: revisar tus cosméticos, tus utensilios de cocina, el agua que bebes y los alimentos que compras es fundamental.
  • Ejercicio adaptado y drenaje linfático: no todos los ejercicios funcionan igual para cada persona. El exceso de cardio puede generar más estrés. El entrenamiento de fuerza, ejercicios funcionales y las caminatas conscientes son más beneficiosos, acompañados de prácticas que estimulen el sistema linfático: cepillado en seco, sauna, baños de contraste o masajes específicos.
  • Cronobiología y ritmos circadianos: aprender a respetar tu reloj biológico interno (ritmo de sueño, luz natural, comidas en horarios adecuados) mejora la función mitocondrial, la producción hormonal y la eficiencia metabólica.
  • Gestión emocional y reducción del estrés: con herramientas como mindfulness, meditación, yoga, respiración diafragmática, escritura terapéutica o terapia psicológica integrativa podemos reducir los niveles de cortisol, mejorar el sistema nervioso parasimpático y favorecer el equilibrio emocional y físico.

Un tratamiento personalizado es clave

En medicina integrativa reconocemos que, aunque los síntomas sean similares, no existen dos personas iguales. Tu historia clínica, estilo de vida, genética, entorno emocional, infancia y experiencias vitales condicionan cómo tu cuerpo responde ante estos factores inflamatorios.

Por eso, el tratamiento siempre será 100% personalizado, basado en tus necesidades específicas. Abordaremos la inflamación y la retención desde todos estos ángulos para lograr una mejora real, duradera, y no solo estética, sino también emocional y psicológica.

Beneficios reales que observarás

Al tratar la inflamación y la retención de líquidos desde la raíz y de forma personalizada conseguirás:

  • Disminuir la inflamación generalizada, notando menos hinchazón en piernas, brazos y abdomen.
  • Mejorar significativamente tu composición corporal, reduciendo grasa y aumentando masa muscular.
  • Incrementar tu energía, foco mental y vitalidad.
  • Mejorar la calidad de tu sueño, la digestión y tu rendimiento diario.
  • Fortalecer tu sistema inmunológico, nervioso y endocrino.
  • Incrementar tu autoestima, mejorando tu percepción personal e interpersonal.
  • Sentirte más alineada contigo misma y con tus objetivos de bienestar.

En resumen, la inflamación crónica, retención de líquidos y exceso de grasa corporal, pese a hacer ejercicio y cuidar tu dieta, no son normales ni evolutivos, sino señales de que tu cuerpo necesita recuperar el equilibrio.

Desde un enfoque integrativo/funcional y ambiental, abordando tu nutrición, microbiota, reducción de tóxicos, ejercicio adaptado, gestión del estrés y respetando tus ritmos biológicos, lograrás recuperar la salud integral.

Porque mejorar tu salud no solo implica verte bien, sino sentirte bien contigo misma, disfrutar de una vida plena, equilibrada y saludable. Y porque cuando te sientes bien en tu cuerpo, también mejora tu energía mental, tus relaciones y tu propósito.

Si te identificas con esta situación y deseas recuperar tu bienestar, recuerda que el primer paso para lograrlo es entender qué está ocurriendo en tu cuerpo, aceptar ayuda profesional y comprometerte contigo misma. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.

Dr. Gerardo Jimeno.

Médico Integrativo de Clínica Thuban