El rejuvenecimiento facial ha evolucionado de manera significativa con la incorporación de tratamientos como el ácido hialurónico, vitaminas, neurotoxina y plasma rico en plaquetas (PRP). Cada uno de estos procedimientos no quirúrgicos busca restaurar la vitalidad de la piel, suavizar arrugas, y mejorar el volumen y la textura del rostro.
El ácido hialurónico, por ejemplo, actúa como un potente hidratante y relleno dérmico, brindando resultados inmediatos que pueden durar hasta 18 meses. Por otro lado, las vitaminas administradas a través de mesoterapia revitalizan la piel desde el interior, mientras que la neurotoxina, popularmente conocida como toxina botulínica, relaja los músculos responsables de las arrugas dinámicas. Finalmente, el PRP, elaborado con factores de crecimiento provenientes de la propia sangre del paciente, estimula la regeneración y mejora la firmeza de la piel.
Estos tratamientos destacan no solo por su seguridad y personalización, sino también por su capacidad de ofrecer resultados naturales sin recurrir a la cirugía. Ideales para quienes buscan un enfoque más suave y progresivo en el cuidado de la piel.